“Talking Heads fue una de las bandas más irónicas y cínicas y psycho-pop y etno-vanguardistas de todos los tiempos, mutando de disco a disco, orbitando desde las luces de la Nueva York yuppie/warholiana hasta las oscuridades rítmicas de cyber-Africa para casi acabar fundando, tal vez sin darse cuenta, los corrales del avanguard-country”
Rodrigo Fresan
Rodrigo Fresan
Por Andrés Emilio León Rodríguez | @lectorurbano
Siempre imaginé a David Byrne caminando, mirando hacia arriba. Cada vez que escucho las primeras canciones de Talking Heads y voy marcando la composición, lo imagino de nuevo, mirando New York, fijándose en los objetos de las personas, contando los edificios. Siempre he coleccionado ciertas pistas para pensar que tiene un poco de déficit de atención; me parece de esos sensibles que van recopilando lo que pueden para hacerlo saltar en pedazos -con una risa precisa- en un momento justo.
Cuando la banda comenzó a despegar, 1978 también se levantaba con fuerza. The Police tenía algunos éxitos. The Clash seguía muy pegado a las noticias y componiendo fuerte y Stevie Wonder venía consolidando un imperio alternativo de composiciones amorosas bañadas por un altísimo nivel de ejecución.
Michael Jackson ya rondaba la esquina… pero en medio de todo esto, tímidamente las cámaras comenzaron a dar cierto espacio a una banda “nueva” y un poco extraña. Hacían un pop muy contagiante (las melodías de Byrne son casi perfectas en ese sentido) con arreglos interesantes y letras con un mensaje totalmente particular. No eran mensajes abiertos… en estas letras se podía leer la cabeza de alguien diferente, reconstruyendo toda disrupción.
Un ejemplo de esto, es “Dont worry about the Goverment”, en donde Byrne va contándonos su experiencia del crecimiento de la industria de la construcción en su país, poblado de edificios para elegir. Algo que siento a veces, es que mientras varias bandas de la época profundizaban en sus temáticas sobre política, Talking Heads se metía sobre como se sentía la gente en medio de todo el desorden ciudadano, histórico, de una época de avance. La banda enfocó de esta manera su primer disco. Una gran fiesta desordenada llamada “Talking Head:77”.
Luego de idas y venidas de varios nombres, la banda se juntó con el productor Brian Eno, esperando darle más fuerza al sonido y experimentación que querían lograr. El ingles tenía a su favor el gran trabajo desplegado con David Bowie y Roxy Music. Lo mejor de esta unión quedó plasmado en Remain in Light (1980) -del cual destaca la progresiva “Once in a Lifetime”-, influenciado principalmente por el Afro-Beat de la banda Nigeriana Fela Kuti. Byrne quedaría para siempre adicto a la “música del mundo” y desde ahí el concepto de “home” que había abordado en “This must be the place (naive melody)” grabada en el 83, se iría ampliando más allá de cualquier pared o continente.
La necesidad de experimentación llevó a Byrne y el resto de la banda a jugar mucho en los otros discos. Sin embargo, luego de añadir un corto periodo de silencio, en el 88 nació “Luaka Bop”, sello disquero para promover el World music (que impulsó en USA las carreras de artistas tan diversos como Silvio Rodríguez y los Amigos Invisibles), con el que se dio el lujo de lanzar su primer disco solista llamado “Rei Momo”.
Rei Momo fue toda una revelación -para mi, ¡es una de las propuestas más intrépidas realizadas por un escocés!-. Era una especie de respuesta de Byrne para Graceland de Paul Simon. Sin embargo, acá, el ex integrante de Talking Heads rompía cualquier expectativa al asociarse a los productores Willie Colón, Johnny Pacheco y Andy González (Fania) para comenzar a experimentar con la Salsa, Merengue, Samba y otros ritmos latinos. Inclusive se dio el gusto de invitar y cantar a dúo con Celia Cruz, para lograr “Loco de amor”, una de las mejores canciones del disco. Sin embargo, el hit principal tiene nombre: “Dirty old town”, en donde el compositor vuelve a ver a su ciudad de siempre, pero esta vez se detiene para resaltar los detalles desde otros ojos, matizados por otro sabor: “Well, there are sixteen people in Danny's apartment, sixteen people are living in there”. Siempre bromeo diciendo que Danny debería ser parte de la numerosa banda que acompaña al compositor en vivo… de esa interacción seguramente nació la historia.
Los trombones pueblan los sonidos y el cabello de David se despeina en cada ejecución. Pero a pesar de tanta diversión y aprendizaje (para mi Willie Colón sigue siendo como una especie de Mc Cartney), el hogar siempre agarra nuevos colores. Y con su ejército de ojos diversos se fue a probar nuevas visiones, en donde lo que más destacó fue su trabajo con Marisa Monte, grabando un tema de Antonio Carlos Jobim (Waters of March), o su participación en trabajos interesantes de música electrónica, además de coverear de manera memorable algunos de sus hits de los 80, como lo realizado con “Memories can´t wait” -en donde suma un cuarteto y una corista impresionante-, sobre la cual Moby siempre comentó que era “la mejor canción sobre drogas” que había experimentado.
Ahora, Talking Heads forma parte del salón de la fama. Sus integrantes inclusive han participado de trabajos atractivos como es el caso de Chris Frantz y Tina Weymouth, quienes fueron productores de “Rey Azucar” de los Fabulosos Cádillacs, disco que contiene el éxito “Mal bicho”; e integran desde el 2001, la banda “animada" Gorillaz, junto al líder de Blur, Damon Albarn.
David Byrne sigue dando vueltas. Metido en la tecnología, se encarga de componer música para películas y se ha dado tiempo hasta para convertir un edificio en un instrumento musical -mirar-.
Fiel a su estilo que describe en "Road to nowhere", continúa escribiendo, componiendo, actuando, produciendo, viajando, descubriendo y apoyando a artistas diferentes, que de una u otra forma forman parte de los alicientes que lo ayudan a continuar decorando su ideal de hogar, ese que se nutre cada día, de música, con la gente adecuada, la dosis perfecta de sorpresa, abrazos e inmortalidad.
Cuando la banda comenzó a despegar, 1978 también se levantaba con fuerza. The Police tenía algunos éxitos. The Clash seguía muy pegado a las noticias y componiendo fuerte y Stevie Wonder venía consolidando un imperio alternativo de composiciones amorosas bañadas por un altísimo nivel de ejecución.
Talking Heads - Psycho Killer
Michael Jackson ya rondaba la esquina… pero en medio de todo esto, tímidamente las cámaras comenzaron a dar cierto espacio a una banda “nueva” y un poco extraña. Hacían un pop muy contagiante (las melodías de Byrne son casi perfectas en ese sentido) con arreglos interesantes y letras con un mensaje totalmente particular. No eran mensajes abiertos… en estas letras se podía leer la cabeza de alguien diferente, reconstruyendo toda disrupción.
Un ejemplo de esto, es “Dont worry about the Goverment”, en donde Byrne va contándonos su experiencia del crecimiento de la industria de la construcción en su país, poblado de edificios para elegir. Algo que siento a veces, es que mientras varias bandas de la época profundizaban en sus temáticas sobre política, Talking Heads se metía sobre como se sentía la gente en medio de todo el desorden ciudadano, histórico, de una época de avance. La banda enfocó de esta manera su primer disco. Una gran fiesta desordenada llamada “Talking Head:77”.
Talking Heads - Don't Worry About the Government
Luego de idas y venidas de varios nombres, la banda se juntó con el productor Brian Eno, esperando darle más fuerza al sonido y experimentación que querían lograr. El ingles tenía a su favor el gran trabajo desplegado con David Bowie y Roxy Music. Lo mejor de esta unión quedó plasmado en Remain in Light (1980) -del cual destaca la progresiva “Once in a Lifetime”-, influenciado principalmente por el Afro-Beat de la banda Nigeriana Fela Kuti. Byrne quedaría para siempre adicto a la “música del mundo” y desde ahí el concepto de “home” que había abordado en “This must be the place (naive melody)” grabada en el 83, se iría ampliando más allá de cualquier pared o continente.
Talking Heads - This must be the place
La necesidad de experimentación llevó a Byrne y el resto de la banda a jugar mucho en los otros discos. Sin embargo, luego de añadir un corto periodo de silencio, en el 88 nació “Luaka Bop”, sello disquero para promover el World music (que impulsó en USA las carreras de artistas tan diversos como Silvio Rodríguez y los Amigos Invisibles), con el que se dio el lujo de lanzar su primer disco solista llamado “Rei Momo”.
Rei Momo fue toda una revelación -para mi, ¡es una de las propuestas más intrépidas realizadas por un escocés!-. Era una especie de respuesta de Byrne para Graceland de Paul Simon. Sin embargo, acá, el ex integrante de Talking Heads rompía cualquier expectativa al asociarse a los productores Willie Colón, Johnny Pacheco y Andy González (Fania) para comenzar a experimentar con la Salsa, Merengue, Samba y otros ritmos latinos. Inclusive se dio el gusto de invitar y cantar a dúo con Celia Cruz, para lograr “Loco de amor”, una de las mejores canciones del disco. Sin embargo, el hit principal tiene nombre: “Dirty old town”, en donde el compositor vuelve a ver a su ciudad de siempre, pero esta vez se detiene para resaltar los detalles desde otros ojos, matizados por otro sabor: “Well, there are sixteen people in Danny's apartment, sixteen people are living in there”. Siempre bromeo diciendo que Danny debería ser parte de la numerosa banda que acompaña al compositor en vivo… de esa interacción seguramente nació la historia.
David Byrne - Dirty Old Town
Los trombones pueblan los sonidos y el cabello de David se despeina en cada ejecución. Pero a pesar de tanta diversión y aprendizaje (para mi Willie Colón sigue siendo como una especie de Mc Cartney), el hogar siempre agarra nuevos colores. Y con su ejército de ojos diversos se fue a probar nuevas visiones, en donde lo que más destacó fue su trabajo con Marisa Monte, grabando un tema de Antonio Carlos Jobim (Waters of March), o su participación en trabajos interesantes de música electrónica, además de coverear de manera memorable algunos de sus hits de los 80, como lo realizado con “Memories can´t wait” -en donde suma un cuarteto y una corista impresionante-, sobre la cual Moby siempre comentó que era “la mejor canción sobre drogas” que había experimentado.
David Byrne - Memories can't wait
Ahora, Talking Heads forma parte del salón de la fama. Sus integrantes inclusive han participado de trabajos atractivos como es el caso de Chris Frantz y Tina Weymouth, quienes fueron productores de “Rey Azucar” de los Fabulosos Cádillacs, disco que contiene el éxito “Mal bicho”; e integran desde el 2001, la banda “animada" Gorillaz, junto al líder de Blur, Damon Albarn.
David Byrne sigue dando vueltas. Metido en la tecnología, se encarga de componer música para películas y se ha dado tiempo hasta para convertir un edificio en un instrumento musical -mirar-.
Fiel a su estilo que describe en "Road to nowhere", continúa escribiendo, componiendo, actuando, produciendo, viajando, descubriendo y apoyando a artistas diferentes, que de una u otra forma forman parte de los alicientes que lo ayudan a continuar decorando su ideal de hogar, ese que se nutre cada día, de música, con la gente adecuada, la dosis perfecta de sorpresa, abrazos e inmortalidad.
La Portuaria y David Byrne - Hoy no le temo a la muerte
No comments:
Post a Comment