Por Andrés Emilio León Rodríguez
Todo
comienza con el rasgado de la guitarra… agudo, afilado, que se mete a
cuchilladas en el oído de una trompeta que agoniza lentamente, paneada a
la derecha.
Luego, el empuje de las
cuerdas medias de la guitarra de Luis Rueda que terminan en un riff
poderoso, descarado, que se turna entre las cuerdas gruesas del bajo de
Dandabass (Daniel Rodríguez) y las caricias al esterbil de Juan José
Ponce para luego reventar. El trombón del Ruso acompañan el riff,
Dandabass con la mano abierta dándole una paliza al bajo con las yemas y
todo arriba, fuerte pero afinado.
Así
arranca el nuevo disco de Luis Rueda & el Feroz Tren Expreso. Así
estalla “Crimen exquisito”. Como lo hacía Rubén Blades en algunas
canciones: ambientando.
Pasados los 2:30
minutos, comienza una persecución musical, la banda corriendo entre los
redobles de Juan José, y una melodía jugosa del bajo que podríamos
definir como el solo de la canción que se escurre y escapa de los tomos
agudos de Luis jugando con la distorsión.
Un
punto a destacar, es la siempre interesante combinación de melodías que
fusiona la sesión rítmica entre Dandabass y Juan José. Un bajo que
cuida mucho los sonidos y la creatividad, junto a una batería que le da
gran protagonismo al “China” en cada uno de sus redobles.
La voz de Luis se presenta fuerte, añeja, libre, al igual que sus letras. Más maduro, jugando con imágenes, conceptos e ironía.
La
letra es más paisajista. Pero muestra un ambiente oscuro, lleno de
veredas sucias, cielo nublado y ropa sin planchar. Ahí va Luis
diciéndonos con voz clara:
“Ronca ronca el frío pavimento
me envenena este negro sentimiento
la alegría la arranco de mis días
y me la inyecto soñando en tu agonía
Pero con el cóctel frío, lo normal es tan normal,
quiero llevar la noche hacía delante
quiero llevar la noche hacía delante
quiero llevar la noche hacía delante
y bañarme en sangre de vigilante”
Lo siento a Luis interesado en impactar, en causar una saturación de emociones, para que la gente despierte. Lo veo cantándole a una generación pasiva, predecible… y esta canción, es su forma de dejar en shock a una audiencia que debe tener los sentidos bien afilados, para recibir este disco y beberlo con atención.
Luego de 2 segundos de silencio. Aparece una guitarra tranquila y hasta con cierta pereza. Es el inicio de La Brecha, que en la entrada, tiene el trombón perezoso del Ruso Sasha (Alexander Folkistein) filtrándose como agua de cañería rota… suave, estirándose como gato recién despierto. Juano que refresca con la tocada rítmica y Dandabass que le pone las tildes golpeando las cuerdas medias del bajo, mientras Luis canta en sepia, observando:
"El miedo envuelve y nos empuja a todos
a intentar ser sostenidos de algún modo
a buscar barrer de culpas la conciencia.
Y el cuento va en aumento, un dogma acecha
de tu inocencia come y se aprovecha.
Para ser sometidos y anulados,
al capricho de rebaños humanos
intentando el vacío que llevamos… rellenar.
La historia se repite y se complica
pensar por ti mismo Dios ni lo permita
de sospecha es la cosecha
si al blanco nunca fue a parar la flecha"
La guitarra de Luis tiene una armonía muy estimulante en el coro y junto a la letra se edifican trenzas de dudas sobre lo que creemos, sobre –como dice Lucho- “la necesidad de abarcar directa y racionalmente el tema de la fe ciega en las instituciones, en las religiones, en las tradiciones, en los gobiernos y en toda forma de dogma”.
Mención especial para el trabajo de cierre de la banda. El Ruso suspira igualmente, como desganado y sin fe para que llegue el fin de la mejor canción del disco.
Luego, pequeños fantasmas de Queen of the Stone Age saltan entre los acordes y arranca “1000 veces 1”, donde la banda trabaja una plataforma musical para que Luis cante. Esta canción es como un pretexto de Lucho para escribir…
“Ronca ronca el frío pavimento
me envenena este negro sentimiento
la alegría la arranco de mis días
y me la inyecto soñando en tu agonía
Pero con el cóctel frío, lo normal es tan normal,
quiero llevar la noche hacía delante
quiero llevar la noche hacía delante
quiero llevar la noche hacía delante
y bañarme en sangre de vigilante”
Lo siento a Luis interesado en impactar, en causar una saturación de emociones, para que la gente despierte. Lo veo cantándole a una generación pasiva, predecible… y esta canción, es su forma de dejar en shock a una audiencia que debe tener los sentidos bien afilados, para recibir este disco y beberlo con atención.
Luego de 2 segundos de silencio. Aparece una guitarra tranquila y hasta con cierta pereza. Es el inicio de La Brecha, que en la entrada, tiene el trombón perezoso del Ruso Sasha (Alexander Folkistein) filtrándose como agua de cañería rota… suave, estirándose como gato recién despierto. Juano que refresca con la tocada rítmica y Dandabass que le pone las tildes golpeando las cuerdas medias del bajo, mientras Luis canta en sepia, observando:
"El miedo envuelve y nos empuja a todos
a intentar ser sostenidos de algún modo
a buscar barrer de culpas la conciencia.
Y el cuento va en aumento, un dogma acecha
de tu inocencia come y se aprovecha.
Para ser sometidos y anulados,
al capricho de rebaños humanos
intentando el vacío que llevamos… rellenar.
La historia se repite y se complica
pensar por ti mismo Dios ni lo permita
de sospecha es la cosecha
si al blanco nunca fue a parar la flecha"
La guitarra de Luis tiene una armonía muy estimulante en el coro y junto a la letra se edifican trenzas de dudas sobre lo que creemos, sobre –como dice Lucho- “la necesidad de abarcar directa y racionalmente el tema de la fe ciega en las instituciones, en las religiones, en las tradiciones, en los gobiernos y en toda forma de dogma”.
Mención especial para el trabajo de cierre de la banda. El Ruso suspira igualmente, como desganado y sin fe para que llegue el fin de la mejor canción del disco.
Luego, pequeños fantasmas de Queen of the Stone Age saltan entre los acordes y arranca “1000 veces 1”, donde la banda trabaja una plataforma musical para que Luis cante. Esta canción es como un pretexto de Lucho para escribir…
“Te digo Hola, hola, no te
interesa que mueva tus piolas, con tal de ser parte de la bola… la que
avanza y progresa la que reza ¿porqué todo el mundo reza? Al fin de
cuentas todo súper bien, en el trabajo todo súper bien… ¿ya conseguiste
un ascenso sin importar el nervio tenso de ni por una puta vez poder
gritar “así lo pienso”? Y te acomodas feliz a una manada y muerdes
siempre la dulce carnada de ser un buen tipo, pegado al esquema,
mientras tus ideas las castra el sistema o dime... ¿acaso fuiste lo que
querías ser?, ¿acaso viste lo que querías ver? si aceptas la cornada, tu
suerte está echada y tus pasos no abran significado nada”.
Luis
tiene razón: “nada es mejor que ser siempre tú” y lo canta con la
certeza de que nada te garantiza nada… aún siendo lo que querías ser.
“La
mala reputación” ha sido la canción más promocionada del disco. Difícil
no “seguirle el paso” desde el inicio a este cover de Georges Brassens.
Excelente vientos, buenos coros… esta canción pasó por varios intentos
de mezcla, hasta que finalmente Robert Serlinn de “Mute”, logró el
sonido crudo que la banda quería.
“El Regalo”, tuvo un interesante aporte de Pedro Ortiz Jr en los coros. Paneado a la izquierda, el buen muchacho se desestresa al pié del micrófono, canta con los ojos cerrados y se imagina por unos minutos un rock star. Otro excelente cover del Feroz Tren Expreso, rescatando una canción que la Trifullka grabó en el 2000 para integrar el recordado “Efecto Placebo” (gran disco colmado de pasión, sin embargo con poco éxito comercial… que difícil debe ser superar el impacto anterior de un “mucha rabia”). Me parece que este es el mejor ejemplo de cómo una gran banda puede resucitar una canción hasta llevarla a ser memorable e inmortal. Eso, es lo interesante de un caldo de cultivo.
Mientras uno se toma el tiempo para recordar, y las fotos poblan el cerebro… es inevitable entrar en una atmósfera lenta. Las inspiraciones… las reflexiones, tantas cosas pueden haber movido a la banda a siluetear la -desde ya- famosa “Motorcillo Irracional”. Eriza desde el inicio en que te va llevando de la suavidad más noble, la honestidad más dulce… a estrellarte contra la negativa de poder evitar el no ser radical. 1:54… y el grito de Luis quemando los bajos del parlante, saturando los fantasmas; prendiendo el motorcillo de histeria y coraje emocional. 4:44… y el grito sigue ahora chocando contra los trombones y el solo de Luis que saca sangre clavándose entre los tímpanos que adornan el corazón.
Cuanta vibración inunda esta canción. Cuesta no emocionarse: “Porque si palpita no claudica, si duele es porque te grita, este corazón tan irracional.”
Luego viene el intermedio… o al menos el mío. Fue inevitable no cambiar el swicht para seguir con el disco. Un vaso de agua para hidratar tanta pérdida de masa delirante y acorralar –luego de toser un poco- con el “Loas al señor, loas a la virgen, loas en rock&roll, en salsa y reggaetón”. Y ya… Luis se va de largo con su visión de lo que nos habló un poco en “La Brecha”. Esa fe ciega en las instituciones. O lo que nos dice en “La mala reputación” sobre “vivir fuera del rebaño”. Al fin y al cabo, cada uno tiene su propia fe.
En algún ensayo
interminable en la Burbuja -lugar donde se terminó grabando el disco-
,Luis me comentó su idea del video. Se imaginaba entrando a la Iglesia
de “Pare de sufrir”, con cámaras, acompañado de personas exaltadas,
llorando… como loco, despeinado, luchando contra los demonios… corriendo
al altar, entregándose al pastor, para que supuestamente le aspire
todo.
Al final de la canción Luis termina gritando “dejen en paz la música del diablo”. Algo que en su momento y estilo, supieron exponer Mick Jagger y Mijaíl Bulgákov.
Al final de la canción Luis termina gritando “dejen en paz la música del diablo”. Algo que en su momento y estilo, supieron exponer Mick Jagger y Mijaíl Bulgákov.
"Loas" termina con un fragmento del audio de este video: http://www.youtube.com/watch?v=SF6NrQuup80, en donde un niño muy especial, predica algo que no se pueden perder.
“Qué bueno es contar contigo cada mañana” es lo que se me queda en la boca luego de escuchar “Puertas de oro”. Toda una melodía Lado B. La siento como una canción de otro disco, como invasiva en esta atmósfera. Sin embargo, casi siempre estas suelen ser las canciones que luego se vuelven más interesantes, especialmente cuando uno escuchó el disco unas 3000 veces.
Caldo de Cultivo cierra con “Esqueletos”. Lo mejor son las líneas trazadas por el bajo -que forman en cada puck- la columna vertebral del tema. Tantas cosas que uno tiene guardado… “el futuro es temporal, el tiempo nos mastica, nos corroe, complica y debilita”. Y el ser humano que se oxida (el daño de los años, nos escupirá extraños) hasta caer en espiral.
“Qué bueno es contar contigo cada mañana” es lo que se me queda en la boca luego de escuchar “Puertas de oro”. Toda una melodía Lado B. La siento como una canción de otro disco, como invasiva en esta atmósfera. Sin embargo, casi siempre estas suelen ser las canciones que luego se vuelven más interesantes, especialmente cuando uno escuchó el disco unas 3000 veces.
Caldo de Cultivo cierra con “Esqueletos”. Lo mejor son las líneas trazadas por el bajo -que forman en cada puck- la columna vertebral del tema. Tantas cosas que uno tiene guardado… “el futuro es temporal, el tiempo nos mastica, nos corroe, complica y debilita”. Y el ser humano que se oxida (el daño de los años, nos escupirá extraños) hasta caer en espiral.
El
cierre desde el minuto 3, muestra a la banda lista para terminar un
clásico. Madura y precisa, se turnan los solos hasta cerrar en un leve
eco que prepara el terreno para que Luis termine cantando el verbo
"empezar".
Luego de eso, se escuchan los autos pasando por el malecón -de Guayaquil- que se cierran como si fuera el telón del mejor teatro. Adentro... el caldo de cultivo impacta, golpea y despierta un hambre distinto, ese que solo se llena con gloria y eternidad.
Luego de eso, se escuchan los autos pasando por el malecón -de Guayaquil- que se cierran como si fuera el telón del mejor teatro. Adentro... el caldo de cultivo impacta, golpea y despierta un hambre distinto, ese que solo se llena con gloria y eternidad.
Remoja el caldo y escucha el menú en: www.myspace.com/luisruedaelferoztrenexpreso
Información nutricional:
Luego
de que la banda se pusiera de acuerdo y a Robert Serlinn le gustara el
proyecto, este llevó su equipo de grabación al eterno lugar de ensayo de
la banda -ubicado frente al rió Guayas- para capturar el sonido
original y energía que emanaba el caldo de cultivo. Varios esfuerzos
técnicos se llevaron a cabo para potenciar el sonido de la "Burbuja",
que en 4 meses quedó fotografiado musicalmente.
Después
vino un periodo especial para los integrantes de la banda... proyectos
personales, hijos en proceso y una "industria" difícil que no considera
mayormente a los músicos independientes, hicieron que la mezcla y
masterizada del caldo quedara en stand by por un tiempo.
Sin embargo para beneficio de todos los seguidores de las propuestas interesantes, Sergio Vivar agarró el proyecto a inicio de este año y terminó de ponerle la sazón final para considerar listo, el presente disco... para mí uno de los más estimulantes de la escena guayaca actual.
Sin embargo para beneficio de todos los seguidores de las propuestas interesantes, Sergio Vivar agarró el proyecto a inicio de este año y terminó de ponerle la sazón final para considerar listo, el presente disco... para mí uno de los más estimulantes de la escena guayaca actual.
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