Luego de la publicación de Descartable, realizada a finales de abril del 2017 por la Casa de la Cultura Ecuatoriana, se han realizado algunas notas de prensa que podrán ser leídas a continuación:
"El guayaquileño Andrés Emilio León sorprendió con su ópera prima,
‘Descartable’" Lecturas del 2017
Guayaquil de la regeneración urbana, del nuevo siglo, aparece en Descartable, la primera novela escrita por Andrés Emilio León. Es un libro en el que se retrata a Guayaquil con esa visión de desarrollo y progreso que se tiene desde el poder, en contraposición a otras miradas, como la de los artistas y gestores culturales. Libros: Guayaquil 2020 Clara Medina – La Revista
"La vocación del narrador, Andrés Emilio León, transita entre la música y la pintura de los cuerpos que encuentran voz, ideas de absoluto goce y palabras" Descartable: la muerte del manuscrito infinito
"Hay un ejercicio de
metaliteratura muy interesante. Para disfrutarlo más, hay que leerlo buscando
las canciones, las pinturas y los libros que se mencionan"
'Descartable', novela de muchas caras de Andrés Emilio León
"El autor hace un señalamiento sobre cómo, desde la política, se piensa a
los ciudadanos como una masa cuyos consumos y afinidades están marcados por la
propuesta de los medios" Descartable, un registro íntimo, literario y político
"La ciudad aparece, entre la ironía y la burla, como un reflejo y
trasunto del protagonista en la primera novela de Andrés Emilio León" ‘Descartable’, novela debut de Andrés Emilio León, superpone crisis existencial e institucional
"Pese a estar hecho de un cúmulo de pedazos o fragmentos de diversos
orígenes, Héctor comunica cierta espontaneidad, una sinceridad en su
existencia" Héctor, el guayaquileño. Todo lo contrario a un héroe
"Descartable es un libro en el que todo puede desecharse. Su lectura es la experiencia de un ser que se sacude, página a página, aquello que no tiene valor o no sirve para lo que desea" Sandra De La Torre, Rafael Barrett, Selva Almada y Andrés León: las lecturas para este domingo
"En la extensa lista de obras propuestas, hay otras que también deben ser mencionadas, ‘Descartable’ de Andrés Emilio León" Guayaquil en seis novelas Mariella Toranzos Narváez – Diario Expreso
Cecilia Vera de Gálvez, Andrés Emilio León, e Ivis Flies, en la FIL GYE 2017
La Casa de la Cultura Ecuatoriana ha publicado el presente
año la primera novela de Andrés Emilio León: Descartable.
Se trata de una obra en la que el protagonista, Héctor
Rodríguez, narra en primera persona y reflexiona sobre los avatares de su vida
en determinadas circunstancias.
A lo largo de la lectura, se van detectando en la novela
algunas constantes que configuran tanto su estructuración como su sentido:
1. Paralelismos: entre la vida laboral, política si se
quiere, de Héctor como asesor de un Alcalde que pretende la reelección y su
vida sentimental de casado separado, que incluye múltiples aventuras con
mujeres muy diversas. También, entre las políticas públicas, todas
desvinculadas del ámbito de la cultura, (para el alcalde éstas no están en
agenda), y las políticas de la vida privada del personaje.
2. Tránsitos: en esta novela se transita por gran cantidad
de espacios guayaquileños, los más y los menos emblemáticos, mientras se miran
los lugares desde la perspectivas frustradas y frustrantes de un personaje que
no hace lo que quiere, no vive lo que espera o sueña e irónicamente aprende a
involucrarse con el mundo que critica y rechaza, desde una actitud de cinismo
sumo:
“Soy un gran mediocre…Soy excelente en
lo que hago, soy una bengala, me enciendo para celebrar, para que la gente me
note. Mi intención es brillar lo que más pueda, ser quien sale ganando en un
mundo donde nadie se lleva cosas buenas al final. De aquí debo sacar lo destacado…lo
único que me interesa es el arte, pero para serle sincero, si no me involucra, si
no salgo ganando, no sirve.” (104)
Pero la actitud no coincide con la mirada que añora lo que
auténticamente permite integrar una urbe. En el capítulo 8, Héctor nos habla de
las percepciones de su ciudad:
“Mi ciudad tiene un montón de cosas que
no entiendo… Los parques están cerrados, las ciudadelas están cercadas, los
malls están cercados, la Municipalidad está cercada… No puedo percibir realmente
los diseños de las casas (...) Los guayaquileños somos a veces un poco similares y
por eso no importan tanto lo de adentro, sino cómo lo cercas.” (47)
Y Héctor Rodríguez transita a la vez por caminos inestables,
inseguros, entre situaciones fugaces, intrascendentes, que se convierten en
descartables y descartable a él, por estar inmerso en ellas.
3. Crisis existencial: estos tránsitos paralelos se enmarcan
en lo que abre la historia al inicio de la novela: la ruptura de relaciones
entre Gaby, la esposa, y Héctor, motivo desencadenante de una crisis
existencial en el personaje quien intentará afianzarse a relaciones pasajeras,
intensa vida sexual y a su trabajo como asesor no escuchado de un alcalde al
que no le interesan, en realidad, los compromisos con la gente sino su propio y
personal interés político.
4. Referentes: Contado así parecería elemental y sencillo el
ensamblaje de esta novela pero cada situación de los dos relatos (vida
sentimental del personaje y vida política de y en la ciudad) van creando una
trama imbricada en la que aparecen como correlatos, múltiples referentes a
partir de los cuales, a veces de manera sutil, otras, muy directamente, sedesmitifican las valoraciones superficiales fomentadas
por equivocadas políticas culturales y que han sidoinoculadas en el imaginario urbano.
La obra está llena de estos referentes urbanos pero
definitivamente, también se transita por la memoria literaria, desde el
recuerdo y la mención de autores y obras de los años 30 hasta la inserción, no
solo de nombres de autores contemporáneos y sus respectivas obras, con citas
textuales de muchos de ellos: Solange Rodríguez, Eduardo Varas, Leonardo
Valencia, Luis Alberto Bravo, Miguel Antonio Chávez, Mónica Ojeda y muchos
otros. Igual, no se desperdicia la oportunidad de insertar referencias
pictóricas nacionales e internacionales. Todo ello, a veces, torna evidente el
ejercicio narrativo, más allá de la historia contada.
Entre los referentes culturales, aparecen también la
actuales tendencias musicales que se matizan con las reminiscencias de los
clásicos de la música pop. Y el disfrute de la violencia y el horror, sobre
todo en el cine gore, etc. Una de las amigas que Héctor frecuenta,Violeta o Violenta menciona:
“Me encanta el miedo, es como una droga
que me inyecto cada vez que voy a El Coleccionista de la Avenida Miraflores. Mi
dealer es Omaira, quien siempre me pasa por debajo una dosis fuerte de cine de
terror, porque eso me tranquiliza.” (91 – 92)
Así desfilan, muy bien caracterizadas las mujeres de la vida
de Héctor en esta historia, Gaby, Rebeca, Eva, Violeta, etc. La excepción será
Alegría, personaje especial, con quien Héctor entablará un tipo de relación
diferente. Es un personaje que deviene, por idealizado, más de la ficción que
de la realidad. Pero así piensa el personaje quien ratifica esa perspectiva al
referirse a la constante lectura semiótica que realizamos frente a la realidad:
“Leemos (los signos de la realidad) y
nos gusta. De paso nos dice de dónde venimos y es hermoso que no siempre
dependa de la historia, ya que debemos aceptar que a veces también venimos de
la ficción.” (118)
¿Venimos de la ficción? O por lo menos, somos usados para
ficcionalizar una realidad en la que se difuminan los límites entre lo uno y lo
otro. Desde un intento metaficcional, el personaje alude a ello:
“Muchas veces pensé que mi vida entera
es un gran cuento, una historia que alguien sigue escribiendo y justo hoy,
quizá, me doy cuenta de que es una novela. Por ahí esta persona que me manipula
y me usa también quiere acercarme a otra cosas que necesito ver…” (118)
Por ahí Andrés Emilio León sigue su camino de escritura.
Cecilia Vera de Gálvez
Texto preparado para la Feria Internacional del Libro de Guayaquil
Portada y contraportada del libro editado por la Casa de la Cultura Ecuatoriana, 2017
PorAndrés Emilio León | @lectorurbano
En el año 1968, Julio Cortázar publicó "62/Modelo para armar", obra en la que resalta lo siguiente: "Pero hay momentos
en que me siento un cínico, en que los tabúes de la raza me muestran las
pinzas; entonces pienso que hago mal, que te cosifico, si me permites el
término, que abuso de tu alegría, te pongo ahí y te aparto, te tapo y te
destapo, te llevo conmigo para después dejarte caer cuando es la hora de estar
triste o estar solo. Y tú en cambio jamás has hecho de mí un objeto, a menos
que en el fondo me tengas lástima y me guardes como una buena acción
cotidiana”.
Este “discurso” despertó el interés para escribir
una novela que aborde la cosificación de las personas o “reificación”, que
según Petrović es el “acto de transformar propiedades, relaciones y acciones
humanas, en propiedades, relaciones y acciones de cosas producidas por el
hombre. La reificación es un caso ‘especial’ de alienación, su forma más
radical y extendida, característica de la sociedad capitalista moderna".
Alain Touraine define varias alienaciones, principalmente
"la alienación económica y la alienación tecnocrática, separables de la
alienación burocrática y de la alienación política, en la que la ciudadanía puede
perder su carácter humano para involucrarse en un proceso de cosificación,
convirtiéndose en materia sobre la que la autoridad ejerce su arte político".
J. P. Sartre apuntó que “la cosificación está presente en las
relaciones humanas. Tú eres una persona libre, con deseos, etc. Si conoces a
otra persona, ésta también es libre y tiene deseos. Si inician una relación,
(del tipo que sea) forzosamente uno de los dos cosifica al otro, al limitar su
libertad e impedir la realización de sus deseos a través del compromiso”.
Memoria audiovisual del lanzamiento de la novela en Guayaquil
Tomando en cuenta estos antecedentes, la novela propone una historia en donde Héctor, el personaje principal, siente que nada,
ni nadie es realmente importante. Para él, todo es descartable: las relaciones,
lo profesional, e inclusive las políticas públicas que desde su trabajo como asesor de política cultural del alcalde de Guayaquil, intenta fomentar.
La obra se desarrolla en Guayaquil, en plena campaña para la
reelección del alcalde de la ciudad, y Héctor intercala su tiempo entre el
trabajo, sus intereses culturales y una cercanía muy extravagante con varias
mujeres. La obra se pregunta sobre la importancia de la política pública al
momento de fomentar las industrias culturales locales; pero también, cuestiona
si lo que realmente debemos priorizar son las políticas públicas personales.
Intervención de Adelaida Jaramillo, en el lanzamiento en Guayaquil
El humor suele guardar siempre una extraña relación fraternal
con las situaciones terribles, en las que existe un contraste entre escenas
delirantes, y en las que no se sabe si reír o llorar. También, se puede
encontrar momentos más delicados, como en el que se produce la reflexión sobre
el alivio que guarda ser descartable.
Al final, esta es una novela de descubrimiento de personaje,
en donde el lector irá entendiendo qué clase de sujeto es y cómo responde a su
mismo entorno, del que se habla tanto en la novela desde distintas aristas,
pero principalmente en lo cultural. En este escenario se hace un mapa de
la ciudad compuesto por canciones, de músicos locales, de obras literarias, de
arte y también de su comida. Pareciera que estas citas de decenas de canciones
y obras, recogen un ideal de ciudad culta –que es el estereotipo contrario que
tiene Guayaquil–, cuando en realidad se acerca a un ideal de ciudad deseada.
Intervención de Daniel Adum, en el lanzamiento en Guayaquil
En “Descartable”, Héctor, vive una aventura más que nada
discursiva, dado que siempre está hablando con mucha gente, e inclusive se relaciona con otras personas, y parece que en el fondo,
se está relacionando consigo mismo, para crear una historia que tiene tanto de
descabellado, como gracioso, como profundo.
Los Corrientes se suben al
escenario como habitante de la Alborada que va a la tienda del barrio. Llega, chiflea
al man del sonido como si fuera la señora de la tienda y le dice “un poquito de
retorno por favor” y se llevan la biela a la boca. Mientras se preparan me
acerco, pido un CD y los manes me lo entregan “por debajo” porque lo quieren
vender luego del concierto. Obviamente no puedo evitar sentirme el protagonista
de “Soy Chiro”, me quedo con las ganas
de responder “y eso ñaño”, para ver si por ahí está en el ADN y me lanzan un “no
pienses mal brodal, yo no hago esas movidas… solo suceden”.
Así sucede la música de esta
banda, armada un poco en joda y un poco en serio. Dandabass siempre me dice que
la creatividad es una línea muy fina entre la genialidad y la estupidez;
pienso en parte que los Corrientes se arriesgan mucho en ese sentido y por lo
general les va muy bien. Lo que hacen no siempre es perfecto, pero lo siento
muy honesto, pegajoso y divertido. Es muy complicado que alguien no se conecte
a su propuesta.
El concierto comienza y me ubico
al final del público, junto apoyado a una baranda que separa las canchas de
este club de Lomas de Urdesa, para disfrutar del show y ver lo que le
pasa a la gente. Sin embargo me río, porque mientras su propuesta me habla de agachaditos
y demás, un flaco alto pasa entre la gente vendiendo donuts.
“Huir” arranca muy bien… arriba,
fuerte con muchos vientos sólidos. Geraré canta y descubro una voz que no
conocía. Pienso “esto es nuevo” y escucho esta fusión disco/ska y espero que en
algún rato aparezca Betoman y destruya todo con su prosa, pero ellos se vuelven
más musicales y una trompeta se lleva el protagonismo en el solo, relajando las
emociones. Me quedo con la frase “para que insistir, si tu autoridad no voy a
aceptar, por necesidad de sobrevivir, yo no voy a huir”. Y la banda mata la
canción para que luego el silencio también se calle y la gente aplauda
en silencio, como sorprendido.
“Extraños seres verdes” suena y
me engancho con la melodía rica del acordeón de Doña Pepa. La voz de Geraré me
vuelve a sorprender, porque no la esperaba, pero acompaña bien, me cuenta
delicadamente como hay más que una verdad. Luego aparece Betoman y destruye
todo. Me río, y la gente mueve las cabezas como quien se va contagiando.
“Soy Chiro” presenta a Betoman
desde el inicio y los demás cantan los coros que me hacen sonreír y pensar que
esta canción es redonda. Por ahí muchas malas palabras –decían algunos-, pero
pienso que en parte es honesto, es real. El guayaco habla así, hay mucha
violencia en sus diálogos, mucha joda y comida. Escucho Soy Chiro y me encanta
como termina. Betoman lanzando epítetos como quien mata mosquitos, nos
dice eso que a veces uno piensa pero nunca dice, esas cosas que uno dice entre
panas, se ríe y sigue igualito, bien peinadito para luego, más tarde… volver
a casa de los padres.
Pero en la cabeza queda la lírica…
y se repite:
“En fila, say my name, recoja el
jabón, salto del tigre, patada al foco, el helicóptero, la vuelta al mundo… y
no me vayas a llorar porque sabes que esa nota es turra, ya dice que soy el
primero, el primero de hoy será, perra! Esas son mis condiciones, para ser
felices tenemos que ser uno solo y así gastamos menos, si se quiere casar
pídale el vestido de novia prestado a su ñaña, si quiere caleta dígale a mi
teclo que nos saque cuarto aparte, si quiere hijos: como eso es grateche cuente
conmigo mamacita! y dime no más con confianza cuando tengas hambre… este te voy
a dar!”
Si bien es obvio que podría decir
1000 cosas sobre la equidad de género, el enfoque de derechos y demás… prefiero
verlo desde la propuesta musical y pienso que Betoman es un personaje de
ficción que rueda por la sexta etapa con la boca como metralla para disparar
este tipo de frases sin fin. Betoman apunta y una que otra sale lastimada, pero
otras se acercan y se toman fotos y lo abrazan y el man disfruta con la misma
sonrisa con la que dice “más chiro y me muero”. Betoman al final del día -a su
estilo- es un sobreviviente.
Foto: Andrés León
En “Salsa para partirte”, la voz
de Geraré suena muy bien. Esta canción es muy completa, con un teclado venenoso
que te mueve a bailar. Aquí dejan por un lado lo urbano y se meten a hacer muy
buena música, en donde mezclan excelentes melodías, con interesantes armonías
de voces y letras que a todos nos sacan una sonrisa. Este tema al final se vuelve Guayaquil… es
la banda de barrio que te recuerda de donde viene y te grita “para el mundo con
sabor, desde Guayaquil”. El acordeón de Doña Pepa también tiene lo suyo y ella
se mueve y mira desde lejos a Geraré y Betoman como quien dice “ay estos manes”
y ese cariño se siente en la banda.
También es divertida la letra. Es
una historia de amor bien freak, en donde claramente, el protagonista es realmente un acosador y románticamente –así piensa él- le recita:
“Mi sol, mírame un ratito y
déjate lucir. Da un paso que tiembla la tierra, y otro pa' que el wacho me
vuelva a latir.Aprendí a bailar bonito,
y a vestir bien la ocasión, para ganarme un puestito, dentro de tu corazón, y
poderte complacer, lo que tu imaginas te lo puedo hacer”.
Obviamente la cosa no termina
bien… pero el man no pierde la oportunidad de decirle:
“Deja de moverte, deja de
menearte oye guayaca, que rica tu sandunga. Que mi mujer no espera a caleta, me
entra a puñete en media rumba. Todo lo aguanto por ti mamita, me tomo en vaso
tu aceite de bacalao porque mi reina tú estás ve, para partirte!”.
Termina la canción y suspiro “ay
el amor”.
“Por accidente” me recuerda a la
camisa negra de Juanes al inicio, pero Geraré se aleja bastante cuando nos
recita:“Por accidente un pez se creía
mono, arrechamente se barajó del mar y sin beneficios y sin bono, aparte de ser
mono, de cantante fui a parar”.
El tema mueve a la gente, la hace
bailar, reír… a la final no tan por accidente.
“Virgencita” es uno de mis temas
preferidos. Los Corrientes aquí se acercan más al funk urbano y con
interesantes guitarras suena “tan tierna, pero tan tierna, tan inocente, tan
dulce primor, tan cerca, tan cerca que me comparte su respiración”. Hay mucho
buen gusto en este tema. Curiosamente disfruto mucho más las melodías de Geraré
que las de Betoman, pero la canción termina bien, firme y divertida.
Foto: Facebook del artista
“Poniendo esto en aquello”, se me
vuelve muy repetitiva, por ahí debe ser que es la séptima canción del disco y ya no me sorprende tanto.
Intenta ser el tema más porno de la banda, pero siento que no me propone
imágenes más interesantes, guayacas o diferentes de lo que he escuchado. Se
queda un poco en lo mismo y pasa un poco desapercibida para mí.
Con la “La dieta del hippie” los
vecinos de Urdesa norte se pusieron vegetarianos. Pasó como sorbet, para
cambiar de sabor y prepararnos para “De viejito”.
De Viejito es un tema que me di
cuenta que le gusta a mucha gente, es como la balada pop que toda banda siente –a
veces- que debe tener. Lo que más me gusta de este tema es lo que hace Doña
Pepa con la Melódica. Sopla pura dulzura.
“Impasible” me parece interesante.
Hay una construcción rítmica que me resalta, en donde un solo muy kill bill
suena lúgubre y vintage, para luego darle paso a Betoman, quien urbanamente le
aporta su flow onda Pericos y la canción termina rica con ese grito “Alborada
Sexta Etapa”, que me transporta como buen soundtrack, camino a la Rotonda.
“Partirme en dos” me vuelve a
despertar. Gran riff, buenos vientos y Geraré canta y me doy cuenta que
disfruto mucho más sus armonías que sus letras. Spinetta sobre esto decía que
para él la voz era como un instrumento más, que no necesariamente tenía que
dejar claro lo que estaba diciendo para aportarle al tema. Uno canta y
transmite. Genio. En este caso, gran solo, que flota entre los vientos. Al final Betoman suma una especie de salsa funk. Con original flow va
tirando sus métricas mientras Trompeta y Doña Pepa gritan “hey hey hey”. Otro
de mis temas favoritos del disco. Se logra algo gigante, de gran propuesta.
Foto: www.ecuadortimes.net
En la última canción, Geraré juega bien con
la métrica y siento que en su estilo, Los Corrientes le dedican ciertas líneas a la Ley de Comunicación: “nunca la encontrarás en horario estelar, en medio de la
farándula gringa o la nacional, actualizaciones al por mayor siempre la misma
alienación, porque la Revolución no llegará a tu monitor”. Esta debe ser el
mejor tema en donde Geraré y Betoman se complementan bien y suenan
muy sólidos. De paso, cuando Betoman rapea, Doña Pepa suma con muy buen gusto unas
melodías desde su acordeón, llevando la canción desde lo urbano al big bang,
con lo que desde la segunda estrofa se pone muy retro y rica, con una sazón
guayaca, a la que se le suman interesantes vientos y percusiones… mientras
Betoman lanza su “en la televisión no encontrarás una respuesta, no comas
cuento, despierta y piensa” para finalmente dejarnos un eterno “la revolución es
diferente, no llegará a tu monitor, está en tu mente”.
Foto: Blog l Sweet & Coffee
Y los Corrientes cierran con esto
uno de los mejores trabajos presentados en los últimos 2 años. “Sexta Etapa” se
convierte así en un disco a tener, más que nada porque aporta a esos
soundtracks que siempre necesitamos los guayacos para caminar esta ciudad dura,
que te aplasta con su calor, su desigualdad… que te aleja muchas veces y te
acerca a lo que más nos identifica, que es al fin y al cabo esa forma de decir
las cosas.
La vida musical de Ricardo Pita
empezó temprano. Si no me equivoco, tenía 15 años cuando agarró el micrófono y
se paró al frente de una multitud. La banda se llamaba Arcana, y de sus
integrantes, resalta Alfredo Jaramillo que luego lideró Satori.
Recuerdo que los vi en algunos
conciertos, en el colegio Jefferson y uno muy divertido en la Universidad
Católica, en donde Ricardo le preguntó a la masa si no tenían problema con que
él cantara Zombie de los Cranberries.
Luego me lo topé en Buenos Aires,
en el lugar donde uno se encontraba con todos los compatriotas: El restaurante
ecuatoriano de Freda Montaño. Estaba estudiando música y en parte, sentía que
aprovechaba la distancia para consolidar su estilo y libertad, además de
escribir parte de su repertorio solista de hoy.
A su regreso, consolidó 2 bandas
memorables: Ave y Niñosaurios, siendo esta última -para mí- una de las bandas
más importantes e influyentes de la escena guayaca.
Además colaboró como bajista en
Mamá Soy Demente y la banda de Héctor Napolitano, para posteriormente soltarse
y animarse a grabar su propio material.
Foto: Andrés León
Las Aventuras de ayer, hoy y
siempre (2013) es un disco muy divertido, bohemio e interesante. Pita logró flanquear
lo que sonaba en su Guayaquil, para no repetirse. Encontró de esta manera un
sonido muy característico y propio que hace que su voz suene robusta y segura.
De paso hay una mezcla interesante entre furia, relax y melancolía, que nos
mete en una marea movida, con mucho viento y frescura.
“La Película” es el primer tema
que arranca con esa melancolía rica que se mezcla con cierta rebeldía del
autor. Asoman también unos hermosos coros que acompañan a Pita en todo el disco
con muy buen gusto y afinación. Esto es algo interesante de Ricardo, siempre
afinado, cantando en el tono y con el sentimiento adecuado.
El segundo tema lo confirma.
“Ojos de Elefante” es uno de los mejores temas del disco, en donde los coros,
la voz del cantante y su divertida guitarra se llevan todo por delante,
especialmente en el minuto 2:03 cuando Ricardo reitera al infinito “tal vez sea
solo un poco de amor” cerrando con un delicioso falsete, sensible y chiquito,
que nos aproxima al final de la canción.
“Canción para el resto de mis
días” es otro tema genial que empieza muy cercano a los arreglos que usa Mamá
soy demente. Sin embargo, cuando era tan posible meterse en la misma onda,
Ricardo sale a flote con una melodía memorable y distinta, mucho más hippie que
de costumbre, para dejarse llevar entre los vientos huracanados de los coros y
cantar “Ya no hay mal que pueda mal tripearme, hoy, hoy soy solo yo, y el mar y
el sol”. Igualmente el cantante suma una letra hermosa, en donde resaltan
imágenes como “hoy soy de seda y no queda nada” mientras la influencia de
Spinetta se cola en su “ya nadie sabe cómo soy la miel en tu ventana hoy”.
“El Jornalero” es un tema de
cantina genialmente ambientado a lo moderno. La voz de Pita suena peligrosa y
desafiante. Hay mucha calle en esta canción, en donde resalta su estribillo
“todos con la vida van rodando, no saben que hay más que trabajar”. Esta me
parece de esas canciones que la escuchas en el disco y pasa sin mucha atención.
Sin embargo, cuando la escuchas en vivo es imposible no cantarla, no sumarse a
los coros que Ricardo te saca insistente, más aún cuando la melodía va
acelerando hasta que dice “y se acabó”. Este tema me recuerda mucho a lo que
Kevin Johansen logró con “el Incomprendido”, especialmente en la estructura y la
intención.
“El Elemento” es un caso
interesante. Apenas me dijeron que estaba número uno en Radio City me sorprendí
porque no la había escuchado, ni visto un video promocional. Luego leí un
comentario favorable de Israel Maldonado sobre la melodía de la canción, pero
cuando la escuché no me emocionó mucho. Finalmente, al verla en vivo, sacudió
muchísimo y me sorprendió la forma mordida en que la cantaba Ricardo. Era como
una bomba que quiere explotar, pero se aguanta, lanza chispas, amaga un poco y
no explota. Me pareció muy interesante el montaje con banda, tiene mucho más
rock y esa malicia dulce que se filtra en esa frase que es imposible no cantar:
“mira, mira hermano que con el viento, sopla el elemento del tiempo, tiene como
ejemplo la humanidad”.
“La negrita grita” es como una
gran coma dentro del disco. Separa un antes y un después, alegra, salta y
golpea folk. Uno de mis temas preferidos, que resalta por su energía y
humildad. Canción perfecta para fogatas o terrazas.
“Cosas que no quiero saber” lo
mete a Pita en esta parte desafiante de su música. Se suman vientos bien
elaborados, en donde las trompetas de Gabriel Gutiérrez ganan mayor
protagonismo en la canción. Ricardo vuelve a cantar con fuerza, locura y
soltura sobre su necesidad de que la gente le cuente cosas que no quiere saber
y sumen historias que no hablen nada de nada.
“Todos son”, retoma la melodía de
Pita. Sensible canta al oído y destaca que todos son su vida, su amor y suerte.
Lo más rico de este tema son los coros y los Chelos de Octavio Hidalgo que acompañan
paneados, lejanos y delicados, para bajar la emoción y secar la energía.
“Una monedita” refresca todo.
Gran historia real de Ricardo, quien en su concierto contaba que una vez estaba
tan pero tan chiro, que tenía una pinta no tan agraciada. El parado en la acera
y un auto convertible que llega, con un man aniñadísimo, con el cabello repleto
de gel, baja la ventana, estira la mano y suelta la frase: flaco… una monedita.
Ricardo se mataba de risa y le dice a la audiencia algo tipo “me sentí extraño,
pero un dólar siempre suma, así que obviamente no se lo devolví”. El tema suena
como soundtrack del momento y uno solo se ríe imaginando la situación.
Foto: Facebook del artista
“No nos quedamos solos” te llama
y canta “abre tu mano, toma mi mano, y ahí nos vamos”. Tema muy íntimo, que no
se cansa de invitar a gritar. Coro cercano, de esos que abrazan con saudade y
sorprende con la frase final “como no creer en Dios”.
“El árbol y el mar” huele a
madera, despeina y resalta por su melodía de amanecer. Ricardo nos cuenta todo
el mundo que ve desde una colina, mientras un solo de guitarra interrumpe
acústico para arropar el viento.
“Despierta” vuelve a refrescar y
llenar todo de colores. Amamos el redoblante que hace sonar Aldo Macchiavello,
porque rompe un poco los sonidos de percusión que propone el disco. Excelente
melodía, gran cantada, letra muy libre y cálida, destaca este tema como uno de
los sencillos y mejores temas del disco. Me hace reír la honestidad de Ricardo
Pita, quien románticamente, suelta su “deja que te mantenga, deja que te enamore,
deja que te divierta, deja que te ame”.
El disco podría terminar ahí, en
la cima… pero Ricardo Pita reserva un tema muy personal para el cierre. “Solo deja
fluir” es un tema maduro y personal, en donde vuelven a destacar los coros,
chelos, el piano delicado y la guitarra acústica del cantante. Tema redondo,
simple. Como bandera que deja claro el mensaje compositor, que levanta el coro
como símbolo patrio.
Álbum grabado, mezclado y masterizado
por Roberto Chalela en REC LAB. Sin embargo, hay algo interesante de
puntualizar. Dos de las canciones más interesantes del disco (Canción para el resto
de mis días y Despierta) fueron grabados en el estudio el Ermitaño de Carlos Bohórquez
y lo resalto porque me parece que Carlos explotó a la perfección el talento del
cantautor. Ambos temas suenan muy sólidos, con mucho color y buen gusto en la
producción, lo que me parece importante destacar. Por otro lado, “el Elemento”
y “el árbol y el mar”, fueron grabados por Daniel Campos.
A pesar de estos detalles, gran
trabajo de Chalela para empaquetar todo dentro de un homogéneo producto
musical. En este sentido destaco el trabajo de REC LAB, porque a veces se
siente la diferencia cuando un artista graba en varios lugares. En este caso,
el trabajo es redondo (también mérito de Pita) el sonido uniforme y la energía
del proyecto inspira.
Definitivamente gran referencia
para la gente del Guayas y el Ecuador en general, Ricardo Pita logra posicionar
muy bien su estilo y sonido con una madurez importante, tanto en detalles de
composición, producción y puesta en escena, además de presentarnos grandes
temas que cumplen con el objetivo de volverse un puñado de canciones para el
resto de nuestros días.
Foto: Facebook del artista
Éxitos para Ricardo en su gira
por Chile y Argentina.