Thursday, June 13, 2013

La madurez musical de Ricardo Pita

Foto: Facebook del artista
Por Andrés Emilio León Rodríguez | @lectorurbano


La vida musical de Ricardo Pita empezó temprano. Si no me equivoco, tenía 15 años cuando agarró el micrófono y se paró al frente de una multitud. La banda se llamaba Arcana, y de sus integrantes, resalta Alfredo Jaramillo que luego lideró Satori. 

Recuerdo que los vi en algunos conciertos, en el colegio Jefferson y uno muy divertido en la Universidad Católica, en donde Ricardo le preguntó a la masa si no tenían problema con que él cantara Zombie de los Cranberries.

Luego me lo topé en Buenos Aires, en el lugar donde uno se encontraba con todos los compatriotas: El restaurante ecuatoriano de Freda Montaño. Estaba estudiando música y en parte, sentía que aprovechaba la distancia para consolidar su estilo y libertad, además de escribir parte de su repertorio solista de hoy.

A su regreso, consolidó 2 bandas memorables: Ave y Niñosaurios, siendo esta última -para mí- una de las bandas más importantes e influyentes de la escena guayaca.

Además colaboró como bajista en Mamá Soy Demente y la banda de Héctor Napolitano, para posteriormente soltarse y animarse a grabar su propio material.

Foto: Andrés León

Las Aventuras de ayer, hoy y siempre (2013) es un disco muy divertido, bohemio e interesante. Pita logró flanquear lo que sonaba en su Guayaquil, para no repetirse. Encontró de esta manera un sonido muy característico y propio que hace que su voz suene robusta y segura. De paso hay una mezcla interesante entre furia, relax y melancolía, que nos mete en una marea movida, con mucho viento y frescura.

“La Película” es el primer tema que arranca con esa melancolía rica que se mezcla con cierta rebeldía del autor. Asoman también unos hermosos coros que acompañan a Pita en todo el disco con muy buen gusto y afinación. Esto es algo interesante de Ricardo, siempre afinado, cantando en el tono y con el sentimiento adecuado.

El segundo tema lo confirma. “Ojos de Elefante” es uno de los mejores temas del disco, en donde los coros, la voz del cantante y su divertida guitarra se llevan todo por delante, especialmente en el minuto 2:03 cuando Ricardo reitera al infinito “tal vez sea solo un poco de amor” cerrando con un delicioso falsete, sensible y chiquito, que nos aproxima al final de la canción.




“Canción para el resto de mis días” es otro tema genial que empieza muy cercano a los arreglos que usa Mamá soy demente. Sin embargo, cuando era tan posible meterse en la misma onda, Ricardo sale a flote con una melodía memorable y distinta, mucho más hippie que de costumbre, para dejarse llevar entre los vientos huracanados de los coros y cantar “Ya no hay mal que pueda mal tripearme, hoy, hoy soy solo yo, y el mar y el sol”. Igualmente el cantante suma una letra hermosa, en donde resaltan imágenes como “hoy soy de seda y no queda nada” mientras la influencia de Spinetta se cola en su “ya nadie sabe cómo soy la miel en tu ventana hoy”.





“El Jornalero” es un tema de cantina genialmente ambientado a lo moderno. La voz de Pita suena peligrosa y desafiante. Hay mucha calle en esta canción, en donde resalta su estribillo “todos con la vida van rodando, no saben que hay más que trabajar”. Esta me parece de esas canciones que la escuchas en el disco y pasa sin mucha atención. Sin embargo, cuando la escuchas en vivo es imposible no cantarla, no sumarse a los coros que Ricardo te saca insistente, más aún cuando la melodía va acelerando hasta que dice “y se acabó”. Este tema me recuerda mucho a lo que Kevin Johansen logró con “el Incomprendido”, especialmente en la estructura y la intención.

“El Elemento” es un caso interesante. Apenas me dijeron que estaba número uno en Radio City me sorprendí porque no la había escuchado, ni visto un video promocional. Luego leí un comentario favorable de Israel Maldonado sobre la melodía de la canción, pero cuando la escuché no me emocionó mucho. Finalmente, al verla en vivo, sacudió muchísimo y me sorprendió la forma mordida en que la cantaba Ricardo. Era como una bomba que quiere explotar, pero se aguanta, lanza chispas, amaga un poco y no explota. Me pareció muy interesante el montaje con banda, tiene mucho más rock y esa malicia dulce que se filtra en esa frase que es imposible no cantar: “mira, mira hermano que con el viento, sopla el elemento del tiempo, tiene como ejemplo la humanidad”.





“La negrita grita” es como una gran coma dentro del disco. Separa un antes y un después, alegra, salta y golpea folk. Uno de mis temas preferidos, que resalta por su energía y humildad. Canción perfecta para fogatas o terrazas.




“Cosas que no quiero saber” lo mete a Pita en esta parte desafiante de su música. Se suman vientos bien elaborados, en donde las trompetas de Gabriel Gutiérrez ganan mayor protagonismo en la canción. Ricardo vuelve a cantar con fuerza, locura y soltura sobre su necesidad de que la gente le cuente cosas que no quiere saber y sumen historias que no hablen nada de nada.

“Todos son”, retoma la melodía de Pita. Sensible canta al oído y destaca que todos son su vida, su amor y suerte. Lo más rico de este tema son los coros y los Chelos de Octavio Hidalgo que acompañan paneados, lejanos y delicados, para bajar la emoción y secar la energía.

“Una monedita” refresca todo. Gran historia real de Ricardo, quien en su concierto contaba que una vez estaba tan pero tan chiro, que tenía una pinta no tan agraciada. El parado en la acera y un auto convertible que llega, con un man aniñadísimo, con el cabello repleto de gel, baja la ventana, estira la mano y suelta la frase: flaco… una monedita. Ricardo se mataba de risa y le dice a la audiencia algo tipo “me sentí extraño, pero un dólar siempre suma, así que obviamente no se lo devolví”. El tema suena como soundtrack del momento y uno solo se ríe imaginando la situación. 

Foto: Facebook del artista


“No nos quedamos solos” te llama y canta “abre tu mano, toma mi mano, y ahí nos vamos”. Tema muy íntimo, que no se cansa de invitar a gritar. Coro cercano, de esos que abrazan con saudade y sorprende con la frase final “como no creer en Dios”.

“El árbol y el mar” huele a madera, despeina y resalta por su melodía de amanecer. Ricardo nos cuenta todo el mundo que ve desde una colina, mientras un solo de guitarra interrumpe acústico para arropar el viento.

“Despierta” vuelve a refrescar y llenar todo de colores. Amamos el redoblante que hace sonar Aldo Macchiavello, porque rompe un poco los sonidos de percusión que propone el disco. Excelente melodía, gran cantada, letra muy libre y cálida, destaca este tema como uno de los sencillos y mejores temas del disco. Me hace reír la honestidad de Ricardo Pita, quien románticamente, suelta su “deja que te mantenga, deja que te enamore, deja que te divierta, deja que te ame”.





El disco podría terminar ahí, en la cima… pero Ricardo Pita reserva un tema muy personal para el cierre. “Solo deja fluir” es un tema maduro y personal, en donde vuelven a destacar los coros, chelos, el piano delicado y la guitarra acústica del cantante. Tema redondo, simple. Como bandera que deja claro el mensaje compositor, que levanta el coro como símbolo patrio.


Álbum grabado, mezclado y masterizado por Roberto Chalela en REC LAB. Sin embargo, hay algo interesante de puntualizar. Dos de las canciones más interesantes del disco (Canción para el resto de mis días y Despierta) fueron grabados en el estudio el Ermitaño de Carlos Bohórquez y lo resalto porque me parece que Carlos explotó a la perfección el talento del cantautor. Ambos temas suenan muy sólidos, con mucho color y buen gusto en la producción, lo que me parece importante destacar. Por otro lado, “el Elemento” y “el árbol y el mar”, fueron grabados por Daniel Campos.

A pesar de estos detalles, gran trabajo de Chalela para empaquetar todo dentro de un homogéneo producto musical. En este sentido destaco el trabajo de REC LAB, porque a veces se siente la diferencia cuando un artista graba en varios lugares. En este caso, el trabajo es redondo (también mérito de Pita) el sonido uniforme y la energía del proyecto inspira. 

Definitivamente gran referencia para la gente del Guayas y el Ecuador en general, Ricardo Pita logra posicionar muy bien su estilo y sonido con una madurez importante, tanto en detalles de composición, producción y puesta en escena, además de presentarnos grandes temas que cumplen con el objetivo de volverse un puñado de canciones para el resto de nuestros días. 


Foto: Facebook del artista


Éxitos para Ricardo en su gira por Chile y Argentina.